La arquitectura es vista muchas veces como una carrera científica, matemática,
técnica o “seria”; de hecho, este era exactamente mi punto de vista antes de
investigar sobre la disciplina. Sin embargo, existe un mundo en la arquitectura
más allá de la función: el arte. La arquitectura y el arte, aunque muchas veces
separados, van de la mano, ya que ambos son productos de la creatividad y
conllevan procesos muy similares. Además, la arquitectura, como todo buen arte,
intenta inducir emociones en el espectador.
Como el arte, la arquitectura
conlleva un proceso creativo. Aunque debe seguir reglas y ser fiel a los
pedidos de su cliente, el arquitecto tiene todo un proceso creativo en donde se
forjan sus ideas y conceptos. Este proceso creativo lo considero arte. No toma
más que buscar bocetos arquitectónicos, sketches, diagramas conceptuales,
collages, o cualquier otro medio que el arquitecto utiliza para expresar sus
ideas, para ver cuanto arte hay en la carrera.
Otra manera en la cual la
arquitectura puede considerarse arte es en la belleza y sensibilidad. Toda
buena arquitectura, más allá de funcional, tiene como propósito hacerte sentir.
Como el artista, el arquitecto intenta inducir un sentimiento particular al
apreciar la obra. Estos sentimientos varían de obra en obra, pero si está claro
que el simple hecho de hacer sentir, mover o tocar a alguien a través de una
obra es algo sumamente artístico de la arquitectura.
Pienso que el mejor ejemplo para
entrelazar la arquitectura y el arte es la firma de Charles y Ray Eames, donde
la arquitectura y el arte son uno. Charles (arquitecto) y Ray (artista) se
complementaban entre sí, cada uno se inspiraba del otro y juntos lograron crear
contribuciones históricas para la arquitectura moderna. Dicho esto, la
arquitectura no es puramente arte, ni puramente función; sino que, como la firma
de Eames, se trata de un balance perfecto entre ambos lados.
Referencia:
Eames: The Architect and the Painter: https://vimeo.com/58740955
Comments
Post a Comment